¿Por qué Dios permitió el COVID-19?
El coronavirus ¿es el juicio de Dios sobre este mundo? ¿forma parte de la profecía bíblica?
Estas son solo un par de preguntas que han surgido durante el año pasado cuando el mundo fue golpeado por esta enfermedad respiratoria. El 11 de Marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró al COVID-19 como una pandemia.
Antes que todo, permítanme ser claro, no sabemos porqué Dios permitió esto o aquello. A través del profeta Isaías, Dios nos recuerda: "Porque Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, ni sus caminos son Mis caminos», declara el Señor" (Isaías 55:8). No podemos pretender que alguno de nosotros conoce totalmente la mente de Dios y porqué Él hace lo que hace. Pero la Biblia nos presenta una idea general, un tipo de panorama, y tal vez eso nos ayuda a responder algunas de estas preguntas.
Debemos recordar que Dios es el Creador de la vida como la conocemos, el mundo en el que vivimos, y todo lo que hay en él. La Biblia comienza con esto en los primeros capítulos de Génesis. También sabemos que la vida es un don de Dios: "Así dice Dios el Señor, que crea los cielos y los extiende, que afirma la tierra y lo que de ella brota, que da aliento al pueblo que hay en ella, y espíritu a los que por ella andan" (Is. 42:5). Como el Creador, Dador, y Sustentador de la vida, solo Él tiene el derecho y el poder de darla o quitarla, a esta conclusión llegó Job, cuando dijo: "El Señor dio y el Señor quitó; bendito sea el nombre del Señor." "¿Aceptaremos el bien de Dios pero no aceptaremos el mal?" (Job 1:21; 2:10).
Así que, volviendo a la pregunta que nos ocupa, ¿es todo esto parte de la profecía bíblica? Consideremos algunos versículos para llegar a la respuesta de esta pregunta. Primero, pongamos atención a lo que el Señor dice en Lucas 21:11: "Habrá grandes terremotos, y plagas y hambres en diversos lugares; y habrá terrores y grandes señales del cielo". La clave está en la palabra "plagas", en griego esta palabra significa pestilencias o enfermedades. Añadamos a esto Mateo 24:7-8: "Se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores.". ¡Nuevamente encontramos la palabra "pestes"!
Ojo, dice: "todo esto será principio de dolores". Literalmente, significa "el principio de dolores de parto" como una mujer que está por dar a luz y sufre grandes dolores antes del nacimiento. De la misma manera, estos eventos mencionados en Mateo y Lucas, y muchas otras Escrituras, ¡nos recuerdan que el Señor Jesús volverá muy pronto! No sabemos cuando, pero sabemos que el Espíritu de Dios no contenderá para siempre con los hombres y, al mismo tiempo, leemos: "El Señor no se tarda en cumplir Su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con ustedes, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento" (2 Pedro 3:9).
A lo largo de la historia de la humanidad han habido multiples plagas y epidemias. Está la peste negra o la peste búbonica que acontenció entre los años 1346 y 1353. es la pandemia más mortal registrada en la historia de la humanidad; se calcula que murieron entre 75 a 200 millones de personas.
La gripe española, también conocida como la pandemia de gripe de 1918, fue una influenza inusual y mortal causada por un brote del virus de la gripe tipo A, subtipo H1N1. Duró dos años, entre 1918 y 1920, infectó a 500 millones de personas — cerca de un tercio de la población mundial en aquella época — en cuatro olas sucesivas.
Pero, dirán algunos con razón, el Señor Jesús no volvió desde entonces, a pesar de todos estos "dolores de parto" que hemos mencionado. Es verdad, pero hay algo que debemos recalcar: estos se están volviendo cada vez más frecuentes. Los dolores de parto se agudizan cada vez más y se acercan entre sí. Los historiadores médicos nos dicen que han habido nueve pandemias de la influenza en los últimos tres siglos. Algo así como una pandemia cada 30 o 35 años, o aproximadamente tres por siglo. Pero en nuestra generación hemos oído del Ébola, el SARS, el MERS, y otros.
Debemos recordar que vivimos en un mundo maldito por el pecado. A causa de la desobediencia de un hombre, el pecado entre en el mundo, y así la muerte pasó a todos los hombres. Pero Dios, debido a su gran amor por la humanidad, envío a su Hijo unigénito al mundo, no para condenarnos, sino para que fuésemos salvos por Él (Juan 3:16-18)
¡El Señor quiere que confiemos en Él para nuestro destino eterno y en lo relativo a nuestra vida ahora! El Señor Jesús ha prometido que no nos dejará ni abandonará (He. 13:5). Antes de ir a la cruz para pagar el castigo por nuestros pecados, Jesús dijo: "Estas cosas les he hablado para que en Mí tengan paz. En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido al mundo" (Jn. 16:33). Nuevamente, en Juan 14:27, Él dijo: "La paz les dejo, Mi paz les doy; no se la doy a ustedes como el mundo la da. No se turbe su corazón ni tenga miedo".
Querido lector, en estos tiempos difíciles y confusos, dirige tu mirada al Señor Jesús, echa tu ansiedad sobre Él, ¡porque Él cuida de ti! quizás te está hablando en este mismo momento, quizás le está hablando al mundo, C. S. Lewis escribió: «Dios nos susurra en nuestros placeres, habla a nuestra conciencia, pero nos grita en nuestro dolor: es Su megáfono para despertar a un mundo sordo».
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