Traducción bíblica utilizada: RVR1960 Revisado y republicado 2024
El propósito de estos apuntes no es criticar ni acusar a creyentes con diferente comprensión en cuanto a la verdad de la iglesia. Todos los cristianos son responsables de decidir qué principios quieren seguir. Por lo tanto, el objetivo es examinar los principios existentes (independencia, unidad, centralismo) y considerar "qué dice la escritura" (comp. Ro. 4:3 y Gá. 4:30).
Desde el principio, la obra de Dios ha tenido la oposición de Satanás. Cuando Dios finalizó su obra de creación, ésta "era buena en gran manera" (Gn. 1:31), pero Satanás poco tiempo después la empañó al seducir al hombre a pecar, trayendo así la maldición. Cuando Dios prometió que la cabeza de la serpiente sería aplastada por la simiente de la mujer (Génesis 3:15), Satanás concentró sus esfuerzos contra "la simiente de la mujer". Y desde que el Espíritu Santo unió a todos los creyentes en un cuerpo (véase Hch. 2 y 1 Co. 12:13), Satanás ha intentado destruir su manifestación mediante división, contienda y desunión. El Señor Jesús dio Su Vida para juntar "en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos" (Jn. 11:52 VM). Su oponente hará todo lo posible por estropear cualquier manifestación visible de este aspecto de la obra del Señor: la unidad de Su pueblo. Las dos vías más comúnmente escogidas entre los cristianos para apartarse de la unidad son el centralismo por un lado y la independencia por el otro. La siguiente tabla muestra cómo las reuniones de cristianos actuarían, dependiendo de si se siguen los principios de independencia, unidad o centralismo:
Independencia | Unidad | Centralismo | |
1. Estructura | Unidades independientes | Cuerpo | Jerarquía |
2. Principio | Autonomía de la «asamblea local» | Unidad en acción | Debe consentir con la sede central |
3. Atadura | Válida sólo en la reunión local | Válida en todas las reuniones locales | Ratificación por sede central (?) |
4. En caso que una reunión tolere un mal reconocido | Implica autonomía: otras reuniones no pueden ayudar ya que eso sería «interverncionismo» | Otras reuniones se preocupan y asisten. En caso de persistir el mal, ellas finalmente se deben separar. | La decisión la debe tomar la sede central. |
5. Consecuencia del punto 4 | ¡Una reunión «estricta» no tiene la posibilidad de separarse del mal! Usted puede encontrarse partiendo el pan en una tercera reunión con alguien que ha sido excluido de la suya | Es posible la separación del mal | Depende de la decisión de la sede central |
6. En caso de una acción equivocada tomada por una reunión | No hay ayuda | Otras reuniones (en oración y sumisión a la Palabra) trabajan por la restauración | La decisión de la sede central debe ser aceptada |
¿Qué dice la Escritura?
La Escritura da luz inequívoca acerca de estos diferentes principios.
La doctrina de Pablo acerca del un cuerpo (véase 1 Co. 12:12,13), cuya Cabeza es Cristo (véase Ef. 1:22-23, Col. 1:18), refuta tanto la base del centralismo (basado en la idea de una cabeza humana o representantes centrales) como la idea de muchos cuerpos independientes de carácter local (lo cual haría a Cristo cabeza de muchos cuerpos). El cuerpo está compuesto por toda la iglesia (todos los creyentes en la tierra; véase Ef. 1:22, Col. 1:18) y no por una compañía reunida en un lugar particular. Esta última idea se basa en un malentendido de 1 Co. 12:27: "Vosotros, pues, sois cuerpo de Cristo" (no el cuerpo). Si usted es inglés, tiene el carácter del inglés, ¡pero no constituye en sí mismo a toda la nación! Una compañía de creyentes expresa características del cuerpo de Cristo, pero eso no la convierte en todo el cuerpo de Cristo.
Las palabras del Señor en Mateo 18:18 refutan completamente la idea de que la disciplina ejercida por una reunión particular deba ser válida solo para la localidad: "De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo". El Señor ha dotado a los "dos o tres congregados en su nombre" (v. 20) con su autoridad. Si actuamos contra una decisión local, esto implica que no reconocemos a esta compañía como reunida en el nombre del Señor. Los creyentes reunidos en el nombre del Señor no son infalibles, pero el Señor les ha dado su autoridad. (Si una reunión actúa erróneamente y está verdaderamente reunida en el nombre del Señor, Él les mostrará dónde se han equivocado y entonces se corregirá el error).
La historia, curiosamente, confirma la práctica de la unidad incluso antes de que la doctrina de la unidad de la iglesia fuese dada. Hechos 8:14-17 muestra que Jerusalén no era indiferente a lo sucedido en Samaria. Un hermoso ejemplo de unidad se describe en este pasaje. Cuando los apóstoles en Jerusalén oyeron que el evangelio había sido recibido en Samaria, no ignoraron esto ni dejaron a estos cristianos recién convertidos por su cuenta, sino que enviaron a Pedro y Juan a Samaria (v. 14).
Un patrón similar se siguió con respecto a Antioquía (véase Hch. 11:19-39). El evangelio fue predicado en Antioquía. Un gran número se convirtió al Señor e inmediatamente leemos: "En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía" (v. 27). Los dones son para todo el cuerpo y, por lo tanto, no hay razón para que sean ejercidos en un solo lugar. Finalmente, la comunión entre Jerusalén y Antioquía se manifestó cuando los que estaban en Antioquía, al escuchar del hambre que vendría, "determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea, lo cual en efecto hicieron". Aquí los creyentes (gentiles) en Antioquía correspondieron al don espiritual recibido de aquellos creyentes (judíos) en Jerusalén, enviándoles alivio para sus necesidades materiales. Este pasaje ilustra claramente cómo los diferentes miembros del mismo cuerpo actúan en armonía –y esto no se limita a una sola localidad, sino que se expresa en la manera en que caminan juntos los creyentes de diferentes localidades.
Además, Hechos 15 nos muestra cómo los creyentes de diferentes regiones tomaron una posición unificada en materias doctrinales (en este caso: la falsa enseñanza de la salvación condicionada por la circuncisión). Si las reuniones locales fuesen independientes, no habría razón para alcanzar una conclusión unificada en esta materia.
Estos ejemplos demuestran el cuidado que tenía la iglesia primitiva para "guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz" (Ef. 4:3) y cómo el Señor era honrado en esto.
Con este sólido fundamento, surge una pregunta final: si la palabra de Dios marca el camino de la unidad de forma tan clara, ¿por qué existe esta tendencia inherente a apartarse, ya sea hacia la independencia o hacia el centralismo? Hay dos razones principales.
La primera razón es que guardar la unidad del Espíritu requiere humildad: solo se puede hacer "con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor". Para la naturaleza humana resulta más atractivo seguir la regla de alguna sede o representación central (cuya voz puede oírse más fácilmente que las palabras del Señor, es decir, sin tener que esperar en el Señor en dependencia exclusiva de Él), o declarar la autonomía e independencia para tener la libertad de actuar según el propio criterio.
La segunda razón está relacionada con las palabras de 1 Corintios 12:12, "así también el 'Cristo': un cuerpo, unido a la Cabeza en los cielos, es llamado 'el Cristo'. Si las reuniones actúan en unidad, hay un despliegue de esta verdad, y Satanás quiere sustituir cualquier manifestación de unidad por una falsa representación del "Cristo". La desunión entre las asambleas resulta en una representación distorsionada del cuerpo de Cristo, como un cuerpo cuyos miembros no están debidamente coordinados por su cabeza.
Pero cuando los miembros del cuerpo de Cristo actúan en unidad, entonces se hace visible que "todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo" (1 Co.12:12).
Publicado por Chapter Two, Londrés, 1996 — revisado 2002
Traducido desde www.bliblecentre.org
Buenos dias Hermano ; entonces, debemos ser independiente las iglesias, o tener una central, una cabeza ?